Muslitos de ala fritos al estilo sureño





El pollo frito para mí es como una comida de otra época, en la que no nos preocupaban las calorías. No sé si es una experiencia personal mía o algo general. Cuando yo era pequeña comíamos mucho pollo frito. Mi madre lo hacía buenísimo. Con los años, lo fuimos dejando de tomar. Ahora, los restaurantes de comida rápida y algunos locales de moda los ofrecen en sus cartas. Y, lo que a veces me parece un poco sorprendente, a todo el mundo le encantan, especialmente si están un poco picantitos. El pollo frito picante es muy característico del sur de Estados Unidos. He leído que la tradición de freír el pollo fue llevada a estos estados por los escoceses. Allí se fueron incorporando las especias, especialmente picantes, que consumían los esclavos de las plantaciones.

Yo publiqué una entrada de alitas de pollo al estilo de Buffalo, en la que preparaba tanto muslitos como blanquetas. Era una versión light, sin rebozado de harina y sin fritura. Me había quedado con las ganas de hacer pollo frito sureño, aunque no fuera tan “sano”, e incorporarlo al especial USA de este festín. He estado indagando un poco y hay un montón de teorías y estilos en cuanto a cómo se debe de freír el pollo. Os dejo un artículo del periódico inglés “The Guardian”, donde dan una clase magistral sobre el tema. De ahí saque parte de la receta que os ofrezco.

El resto de la receta, la adapte de una de la página web allrecipes, que consulto muchas veces para la realización de platos típicos de Estados Unidos.

Con esta receta se puede preparar cualquier parte del pollo. Podemos trocear un pollo entero y freírlo, como se hacía antes. Pero yo creo que las piezas del ala son las más ricas para tomar de esta manera.


Ingredientes:
12 muslitos de ala
2 tazas de leche de soja (leche de vaca o buttermilk)
Una cucharada de sal
4 claras de huevo
¾ taza de harina
¼  taza de harina de maíz gruesa (cornmeal)
Entre ½ y una cucharada de pimentón picante
Una cucharadita de pimentón dulce
½ cucharadita de cayena en polvo (opcional)
Una cucharadita de cebolla seca (opcional)
Una cucharadita ajo seco (o en polvo)
Una cucharadita de tomillo seco (opcional)
Aceite de oliva suave para freír




Limpiamos los muslitos de ala, quemando todos los restos de pluma. Los ponemos en un bol cubiertos con leche y la cucharada de sal. Los tenemos como mínimo media hora, aunque los podemos dejar toda la noche.




A la hora de hacerlos, montamos las claras en una espuma suave (no tanto como punto de nieve).




Escurrimos toda la leche del pollo. Mezclamos el pollo con las claras.




Ponemos en un plato hondo la harina, la maicena y el pimentón. 







Si queremos sazonar con más especias, de las de la lista de ingredientes, las pulverizamos en un robot de cocina y las incorporamos a la harina.

Vamos cogiendo muslito a muslito (que están sumergidos en la clara batida) y rebozando con la mezcla de harina, apretando bien para que quede bien cubierto con la mezcla. 





Los colocamos sobre una tabla de madera o bandeja grande. No los apilamos.




Llenamos una sartén grande y profunda con abundante aceite. Cuando está caliente, echamos los muslitos. Si no nos caben, lo hacemos en varias tandas. No debemos amontonarlos.

Ponemos el fuego bajo y tapamos la sartén. 




Dejamos que se haga durante 6 minutos. Damos con cuidado la vuelta a los muslitos y hacemos otros 6 minutos tapados. 




Pasado ese tiempo, quitamos la tapa, subimos el fuego y dejamos que se doren 2 minutos más. Tienen que quedar bien dorados y crujientes. Si en lugar de muslitos de ala usamos otra parte del pollo, habrá que rectificar los tiempos, para que queden bien hechos por dentro.




Una vez fríos los ponemos a escurrir en una rejilla, si tenemos. Si no, los colocamos en una bandeja con papel absorbente debajo. Si vamos a hacer mucha cantidad, los podemos conservar en una bandeja dentro del horno a temperatura moderada.




Se comen calentitos, aunque fríos también están ricos.








Comentarios