Pollo asado con azafrán, tomillo y limón





Si hay unos sabores que conjugan a la perfección con el pollo asado, estos son los del tomillo y el limón. Ya publiqué un pollo al horno con laurel, tomillo y limón. Además, cuando aso pollo siempre le pongo limón. Así que cuando vi este riquísimo pollo asado, con un color tan bonito, en la portada de la revista Saveur, supe que tenía que probarlo.




La verdad es que la elaboración difiere poco de la que hago habitualmente, como en la receta de pollitos tomateros asados. El truco es sazonar el pollo por debajo de la piel. El resultado realmente vale la pena, porque el sabor se intensifica. Y sale una salsa que es un escándalo lo buena que está.




Hay que tener un poco de precaución a la hora de manipularlo y darle la vuelta, porque la piel queda tan fina y crujiente que se rompe con mucha facilidad.



Ingredientes:
Un pollo grande limpio
Una cucharada de granos de pimienta de pimienta
Dos cucharadas de tomillo seco o fresco
Un sobre de azafrán en polvo
Una cucharadita de sal gorda
Dos limones





Encendemos el horno a 200ºC.

Limpiamos bien el pollo, chamuscando cualquier resto de plumas.

En el mortero, machacamos la pimienta. Añadimos el tomillo, el azafrán y la sal.










Cortamos un limón en rodajitas finas y el otro al medio.






Metemos la mano por debajo de la piel del pollo, empezando por la parte de debajo de la pechuga, para separarla de la carne. Impregnamos con la mezcla de pimienta. Metemos también bajo la piel las rodajitas de limón. Colocamos en una fuente con un par de centímetros de agua. Ponemos los trozos grandes de limón. Atamos los muslos con cuerda de estambre.










Horneamos durante una media hora hasta que esté dorado. Si vemos que se consume el agua, añadimos más para que se vaya haciendo una salsa. Siempre tiene que haber unos dos centímetros. Damos la vuelta con cuidado y horneamos otra media hora. Apagamos y dejamos reposar en el horno unos diez minutos.









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