Mini muffins de jengibre




Me encanta el sabor del jengibre. Y estos muffins de jengibre están deliciosos, además de ser facilísimos. Tienen una textura muy esponjosa y no quedan excesivamente dulces. Se pueden tomar solos y también se pueden utilizar para acompañar a comida salada. Están sacados de mi libro de muffins favorito, el de Williams-Sonoma, “Muffins & Quick Breads”, que compré en un viaje a Nueva York en 1995. 






Esta es la foto que acompaña en el libro a la receta, para que veáis que están pensados como acompañamiento a salado, aunque a mí me encantan solos con un té.


En la versión del libro se hace una confitura a partir de jengibre fresco, pero yo prefiero comprar una buena mermelada de jengibre. No importa la marca, pero que podáis ver los trocitos de jengibre. No siempre es fácil de conseguir. Casi siempre son inglesas. Yo cuando la veo en un supermercado, siempre la compro para tener en casa. Me encanta también sobre el pan tostado con un poco de crema de queso.




Los muffins de jengibre de la foto son en versión mini. Yo ahora prefiero hacer casi toda la repostería en tamaño mini, así puedes comerte una o dos piezas sin tanto remordimiento. 

Por supuesto, a estos muffins también se les puede poner una cobertura y hacerlos cupcake. 

Ingredientes:
250 g. de mermelada de jengibre
½ taza de azúcar
2 tazas harina
½ cucharadita de sal
1 cucharadita de bicarbonato (o de levadura Royal)
125 g. de mantequilla a temperatura ambiente
2 huevos
1 taza de buttermilk (La venden en supermercados alemanes, buttermilch, como Lidl.  Se puede sustituir por una taza de leche con una cucharada de limón. Si no tenemos la buttermilk, echamos el limón en la leche antes de empezar con la receta. Tiene que reposar unos 20 minutos)

Encendemos el horno a 190º.

Si tenemos bandeja de mini muffins, la untamos de mantequilla (si no es de silicona) o le ponemos papeles de mini muffins. Si no tenemos bandeja, tenemos que usar dos moldes de papel para cada mini muffin (con uno solo se desborda). 

Batimos la mantequilla (con amasadora, batidora de aspas o a mano) hasta que se haga una crema. Le añadimos el azúcar y seguimos batiendo. A continuación los huevos. Seguimos batiendo y añadimos la buttermilk. Cuando esté todo bien mezclado, incorporamos la harina, la sal y el bicarbonato (o levadura). Esto último lo revolvemos solo con la espátula o cuchara. Cuando está uniforme, le añadimos la mermelada.

Echamos esta mezcla en los moldes, llenándolos aproximadamente las ¾ partes. Los horneamos unos 15-20 minutos, hasta que al meterles un palillo en el centro sale seco.

Se dejan reposar un minuto en el molde y se sacan para que enfríen.







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