Galletas de frutos secos (nueces de pecán) para decorar





La receta de esta entrada es muy parecida a la de galletas de mantequilla para decorar. La diferencia es que la masa de partida es diferente, pero para los procedimientos de dar forma y hornear voy a hacer, en gran parte, corta y pega de la otra receta. He optado por escribir dos entradas separadas porque me parece que así queda la explicación más clara. 

Ya os conté que me puse que preparar estas dos masas, la de mantequilla y la de nueces, tras un desastre con la masa de galletas de Ikea. Las galletas de frutos secos las hice con nueces de pecán, aunque se pueden utilizar nueces normales o cualquier otro fruto seco. A mí ya sabéis que me encantan los dulces con nueces de pecán. He publicado varias entradas que las tienen como ingrediente principal, como las nueces de pecán caramelizadas a la mantequilla salada o el pastel vegano de calabaza y nueces de pecán. Podéis usar los frutos secos enteros, y molerlos en casa, o comprar ya molidos.

Estas galletas son riquísimas y muy delicadas. Tienen una textura muy ligera, así que hay que tener cuidado a la hora de cortar las galletas para hornear. Hay que hacer todo el proceso con la masa muy fría. Si estas son vuestras primeras galletas decoradas, os recomendaría experimentar primero con las galletas de mantequilla, ya que son mucho más resistentes. Aunque si queréis unas galletas exquisitas, éstas son perfectas. Están sacadas, como las de mantequilla, del libro "Cookie Craft".




Y, después de manipular las galletas con todo el cuidado del mundo y que me quedaran perfectas, van y se me caen al suelo y pierdo unas cuantas. Nunca hay que bajar la guardia... Una cosa, al arbolito del lado derecho que se quedó sin un piquito de las ramas no le perdáis la pista. Saldrá en alguna otra entrada. No podía permitirme el lujo de tirarlo (o comerlo) porque lo necesitaba para la composición que quería hacer. Menos mal que cayó sobre el papel de hornear. Así que lo decoré, fotografié e incluso regalé a una amiga para que probase esta masa, ya que sabía que las otras que le iba a llevar, le iba a dar pena comérselas. 







Ingredientes:
3 tazas de harina blanca de trigo
Una taza de nueces de pecán (o cualquier otro fruto seco)
Una taza de azúcar blanquilla
Un huevo 
250 g de mantequilla
½ cucharadita de sal
Una cucharadita de canela en polvo (opcional)




Encendemos el gratinador del horno. Ponemos las nueces en una bandeja y tostamos 5 o 10 minutos, con cuidado de que no se quemen. Yo lo hago en un horno tostador pequeñito.




Una vez frías, trituramos las nueces y un par de cucharadas de harina con un robot de cocina. Yo usé la Thermomix, paro no es necesario. Tiene que quedar un polvo fino para que no nos encontremos al amasar ningún trozo grande. No debemos pasarnos al moler o se nos hará mantequilla. Añadimos una taza de harina y trituramos un poquito más.












Batimos la mantequilla con el azúcar hasta tener una textura de pomada. Añadimos el huevo y la canela. Seguimos batiendo hasta conseguir una textura cremosa.






Finalmente, añadimos el resto de la harina con la sal a la mezcla de frutos secos. Lo echamos a la masa y mezclamos hasta tener una masa homogénea.










Dividimos la masa en dos trozos. Hacemos una bola con cada uno. Colocamos sobre la encimera un trozo de papel de hornear. Colocamos encima una bola de masa. La aplastamos un poco con las manos. Cubrimos con papel film y estiramos con un rodillo por encima del papel film. Queda una masa bastante pegajosa y con esto conseguimos que no se nos pegue al rodillo. Además, queda una lámina lista para guardar en la nevera. Estiramos la masa hasta que tenga un grosor como de ½ centímetro. No importa la forma de la lámina porque adaptaremos los cortadores a dicha forma.

Colocamos la lámina con el papel de hornear  y el film encima de una fuente, donde quede completamente lisa.









Dependiendo de cuando vayamos a hornear las galletas la metemos en la nevera o en el congelador. Si las queremos hornear ese mismo día, media hora en el congelador será suficiente. Si las vamos a hornear al día siguiente, o unas horas más tarde, las metemos en la nevera. Las láminas pueden estar varios días en la nevera sin hornear.

Repetimos la operación con la otra bola de masa. Las láminas se pueden colocar una sobre la otra en la bandeja.

Una vez pasado el tiempo de reposo, procedemos a cortar las galletas y hornear.

Cogemos los cortadores que hayamos elegido. En este caso eran motivos navideños. Es mejor repetir varias galletas con una misma forma y no hacer cada una con una forma diferente. Simplificará la tarea de decoración.

Encendemos el  horno a 175º. 

Colocamos papel de hornear sobre la bandeja del horno que vamos a usar, que tiene que ser completamente lisa.

Sacamos una plancha de galletas de la nevera o congelador. Vamos cortando trozos de masa con el cortador y los colocamos sobre la bandeja. 




Hay que tener cuidado a la hora de pasar las galletas a la bandeja para que no se nos deformen. Si tenemos dificultad para pasar las galletas (cosa que puede pasar las primeras veces), podemos retirar los bordes de masa alrededor de las figuras y hornear en la misma lámina. Esta masa es especialmente delicada, así que esta puede ser una buena solución. Si vamos a hacerlo así, debemos de dejar al menos un centímetro entre las galletas, para poder retirar bien la masa. Además, antes de empezar a cortar, deberíamos colocar ya la lámina de masa, con su papel de hornear, sobre la fuente de horno para no tener que trasladarla después.

Si, por el contrario, pasamos galleta a galleta a la fuente de horno, dejamos un poco de separación entre las galletas, aunque estas galletas no crecen apenas.  Para que las galletas no crezcan ni se deformen es importante que estén muy frías. Si vemos que nos hemos demorado mucho al cortarlas (cosa que puede pasar las primeras veces), metemos las galletas ya cortadas 5 minutos en el congelador sobre una bandeja. Incluso podemos meter la lámina con las formas ya cortadas, pero sin separar de los bordes. 

Cuando las galletas estén medio congeladas será mucho más fácil retirar las galletas.

Cuando acabamos con una plancha, sacamos la otra y seguimos cortando figuras hasta llenar la bandeja. 

Guardamos los restos que nos quedan de masa porque los volveremos a utilizar.

Metemos la bandeja en el horno aproximadamente 10 minutos, hasta que los bordes se empiezan a dorar.

Mientras las galletas se hornean, juntamos los trozos de masa en una bola y los volvemos a amasar con el procedimiento de papel de hornear debajo y film arriba. Si los papeles de antes están en buen estado, los reutilizamos. Una vez hecha una lámina la metemos, siempre sobre una bandeja, en el congelador.

Cuando sacamos las galletas del horno las dejamos reposar un par de minutos sobre la bandeja de hornear. Transcurrido este tiempo, pasamos las galletas una a una a una rejilla. Si no tenemos, las ponemos en una fuente lisa. No las ponemos en un plato o fuente curva, porque las galletas están todavía algo blandas y cogerían esa forma. El objetivo es conseguir unas galletas muy lisitas y uniformes.




Una vez retiradas todas las galletas, pasamos la bandeja del horno por un chorro de agua fría hasta que esté completamente fría o utilizamos otra, si tenemos. Si la bandeja está caliente, a las galletas se van a inflar con bultos de aire.

Ponemos un papel de hornear sobre la bandeja del horno y procedemos a cortar galletas como la vez anterior. 

Repetimos la operación de estirar, cortar y hornear galletas tantas veces como sea necesario, hasta que se nos acabe la masa. 






Algunas veces, las galletas se ablandan al echar la glasa si no están bien secas. Para arreglarlo podemos hacer un truco (que vi hacer a las de Mensaje en una galleta en televisión). Una vez que terminamos de hornear las galletas, apagamos el horno. Esperamos de 5 a 10 minutos. Ponemos otra vez las galletas sobre la fuente del horno. Esta vez pueden ir pegadas unas contra otras porque no se van a deformar. Si no nos caben en una bandeja, ponemos las que no falten en otra bandeja. Las metemos en el horno unos 40 o 45 minutos. Transcurrido ese tiempo, las sacamos y estarán totalmente secas. Ya no tendremos problemas con la glasa, a no ser que vivamos en un sitio muy húmedo. En ese caso, tendríamos que tener precauciones especiales a la hora del secado.

Yo siempre dejo pasar un día o dos antes de decorar las galletas. Así no resulta tan agotador y, además, da tiempo a que se asienten las galletas. Si vivís en un sitio húmedo, es bueno que las conservéis en un recipiente hermético para que no se ablanden.











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